Yo me escondí en ti y
te he escondido
para que nadie nos pudiese así encontrar
y ahora que cada uno va por su camino
en libertad ya no sabemos continuar.
No te dejé una culpa ni un motivo.
Yo te hice daño para no dañar tu vida.
Tú, inmóvil, quieta, con el cielo sobre ti.
Verdugo y víctima yo me marché de allí.
Quién llegará después de ti,
respirará tu olor,
pensando que sea mío.
Tú y yo no lo pudimos evitar,
perdimos al luchar
contra millones de personas.
De las manos se nos fue
la historia de los dos.
Nos separamos como nos unimos,
sin hacer nada porque nada había que hacer,
salvo el hacerlo y lentamente huir de aquí
muy lejos donde ya no habría que fingir.
Y terminamos antes que acabase
para lograr que nuestro amor no terminase.
Yo te quería y sólo así te conseguí,
cuando entendí que yo me fui sólo por ti.
Y quién me amará después de ti,
quién llenará tu armario
y encontrará el desorden que
tú dejaste en torno a mí
cuando te fuiste así
como en nuestra primera escena.
Los dos juntos todavía sin pena.
Y ahora a quién
enseñaremos eso que
aprendimos tú y yo
sin entender jamás
qué es, si es real y verdadero
el fragmento del eterno por vivir
en mil días de ti y de mí.
Te presento a un viejo amigo mío
el recuerdo de mí
por siempre durante todo el tiempo.
En este adiós
yo me enamoraré de ti.